El sellado de las instalaciones es una de las medidas de protección pasiva más eficaces e importantes para garantizar la compartimentación de sectores de incendio. En un edificio en aras de evitar el paso de las llamas o el humo a través de posibles discontinuidades de los paramentos verticales y horizontales.
El conjunto de materiales constructivos y productos especiales dispuestos para impedir la propagación del fuego a partir de elementos como cerramientos, sellado de instalaciones, reforzar la protección estructural del edificio y una actuación segura de los diferentes equipos de extinción es lo que conforman las medidas de protección pasiva antes mencionadas.
En este ámbito se ha de diferenciar la protección del continente (edificio) y del contenido (cortinajes, alfombras, electrodomésticos o mobiliario).
En el primer caso, el Código Técnico de la Edificación y Reglamento de Seguridad contra Incendios en los Establecimientos Industriales determina que la instalación de todos aquellos sistemas encaminados a garantizar la estabilidad de la estructura de la construcción y sectorización de la misma. Esto corresponde al promotor, proyectista y constructor del edificio.
De entre las muy diversas medidas de protección pasiva empleadas para lograr la compartimentación del fuego se destacarían los cerramientos para incrementar la resistencia ignífuga de elementos como falsos techos y conductos de ventilación y, por otro lado, los sellados. Estos últimos hacen alusión a todas aquellas medidas destinadas a la restitución de la resistencia al fuego original de un elemento de compartimentación determinado, que se ha visto obstaculizada por el paso de instalaciones a su través o la presencia de juntas.
Impedir la propagación del fuego con sellado de instalaciones
Por medio de estas medidas de sellado de instalaciones cabe la posibilidad de retardar la propagación de la llama y los gases generados en un incendio, entre sectores anexos independientes que confinan el fuego.
Hoy en día, los edificios se encuentran atravesados por instalaciones de diversa tipología, ya sean eléctricas, telefónicas, gases, agua o climatización. Estos elementos pueden comprometer la seguridad del edificio en cuestión y contribuir a la expansión del incendio. Más allá de los vacíos generados por estas instalaciones, pueden surgir otras discontinuidades a causa de los sistemas constructivos del edificio como puedan ser las aperturas de ventilación y las juntas de dilatación.
El sellado adecuado y completo a partir de sistemas que cumplan con los requisitos, establecidos según la normativa vigente del elemento compartimentador, debe estar avalado por ensayos emprendidos desde laboratorios independientes acreditados.
En función de la necesidad de la obra y la naturaleza del elemento a sellar existen diferentes sistemas.
Por un lado, se encuentra el denominado sellado registrable, basado en la colocación de sacos intumescentes o ladrillos flexibles para los huecos con paso de instalaciones modificables. Por su parte, el sellado fijo se apoya en el uso de cables sueltos, bandejas eléctricas o manojo de cables a partir del sistema de panel de lana mineral con recubrimiento de masillas, resinas de recubrimiento intumescente, aplicación de mortero y espuma o pintura ablativa.
De forma más específica, los sellados con rejillas intumescentes son adecuados para todos aquellos espacios que precisan de ventilación de aire, puertas, muros o cortafuegos.
Igualmente, hay sellados con tubos metálicos, cuya colocación tendrá lugar en la zona perimetral con panel de lana de roca de alta densidad, acompañado de silicona intumescente, que se dilatará a una temperatura determinada, carbonizando y obstaculizando el paso del fuego y de humos frios.
Al mismo tiempo, se dispone de soluciones temporales o permanentes para sectorizar los pasos de instalaciones eléctricas entre diferentes sectores de incendio gracias al sellado de sacos intumescentes.
Por su parte, para las juntas de dilatación se debe obstruir el paso del fuego y el humo a otros sectores con sistemas altamente flexibles y resistentes al fuego. En este último caso, para lograr la máxima sectorización económica y necesaria, es suficiente con colocar una tira de panel de lana de roca de alta densidad y recubrir con unos 20 o 30 mm de espesor de silicona intumescente.
Igualmente eficaz es el sistema de sellado de tuberías combustibles, consistente en la incorporación externa de collarines intumescentes o envolturas del mismo tipo dentro de la pared o forjado. Los diámetros de estas tuberías, que obturarán por completo el hueco para evitar la propagación del fuego, son de entre unos 50 mm y 500 mm. También existe el sellado de tuberías no combustibles, que suelen presentar mayores dilataciones, movimientos y vibraciones. Por esa misma razón, los materiales empleados deben ser estudiados en función de la flexibilidad que sea necesaria.
Resulta de vital importancia comprobar el estado de las sectorizaciones una vez se ha concluido con la obra. En el caso de la existencia de huecos se ha de apostar por un sistema de sellado de instalaciones como los especificados en líneas anteriores para reforzar la compartimentación y frenar la propagación del incendio.