El patrimonio histórico es algo que debe ser cuidado por todos, tanto por parte de los organismos públicos como por una campaña de concienciación con los ciudadanos, para que todas aquellas estructuras que se precien de serlo, puedan ser disfrutadas por parte de todo el mundo durante generaciones.
Por este motivo, se entiende, que es un hecho que el patrimonio histórico tiene como objetivo aguantar durante muchos años y son precisamente esos años, los que juegan en contra de la perfecta integridad del mismo. Uno de los problemas más comunes, que, a pesar de ser un viejo enemigo conocido por muchos, sigue siendo uno de los mayores causantes de la pérdida de monumentos históricos, es el fuego.
Basta con echar un vistazo a este 2019 para ver el desastre ocurrido tras el incendio de Notre Dame, desastre que a buen seguro podría haber sido reducido a un mero incidente, en el caso de haber contado con una debida protección contra incendios. El fuego es un problema para el que ya no existe marcha atrás, una vez que ha sido causado, no importan las razones de cómo se ha iniciado o quien ha sido el responsable del mismo. El fuego no entiende de nada, más que de consumir todo lo que encuentra a su paso.
Protejamos el Patrimonio Histórico frente al fuego
Los daños ocasionados por el fuego, marcan un antes y un después en la historia de cualquier monumento, siempre que, con fortuna, quede algo para que podamos contarlo. Como sucede en la gran mayoría de casos de medicina, ante estos aspectos, más vale prevenir que curar y es precisamente esto, una buena instalación contra incendios, lo que nos evitará en el futuro tener que conseguir fondos para la reparación o restauración del monumento. Campañas de conciencia social, o gente lamentando en sus casas la pérdida de ese conjunto de Patrimonio Histórico con el que siempre han vivido, será un recuerdo del pasado gracias a una solución tan directa como la mera prevención del problema.
Invertir en un buen sistema anti incendios es realmente barato en comparación con las pérdidas que puede ocasionar el fuego, además, el mantenimiento es sencillo y por supuesto, las ventajas que ofrece son innumerables. La comparación es mucho más drástica, sobre todo si lo hacemos con el terrible coste que puede suceder en el caso de no tener ninguna de estas protecciones. Por mucho dinero que podamos invertir en reparar la Gioconda de un incendio y por muy bien que quede, jamás será la mano de Leonardo la que la habrá pintado de nuevo.
Precisamente por todo esto, para conservar el legado de nuestros artistas y poder encumbrarlos como se merecen, hay que concienciar a los gobiernos de la importancia que tiene que protejan nuestras obras. Si realmente valoramos el Patrimonio Histórico como se merece, no se deberían de escatimar esfuerzo alguno en medidas para protegerlo ante toda amenaza, sobre todo de la del fuego, que es una de las más recurrentes.