Las características del entorno, las medidas de protección utilizadas y la gestión de la seguridad son algunos de los aspectos fundamentales a tener en cuenta en la seguridad contra incendios en los edificios públicos.
El mero hecho de conocer la normativa básica que regula las instalaciones en los edificios públicos , adoptar medidas de seguridad eficaces en situaciones de riesgo, elaborar un plan de Autoprotección, así como asimilar la señalización de seguridad obligatoria para los edificios públicos son algunos de los puntos básicos que han de fundamentar las bases de formación de un profesional especializado en seguridad contra incendios en esta clase de edificaciones.
Cómo debe ser la seguridad contra incendios en edificios públicos
La seguridad contra incendios se fundamenta en tres aspectos principales:
– Las condiciones del entorno. Las cuales evitan la propagación del fuego y permiten el acceso a los bomberos.
– La protección contra incendios. Dado que un incendio es una amenaza real se toman medidas para controlarlo: La protección activa dispone las alarmas para detectar el fuego y el humo, así como las instalaciones de extinción. La protección pasiva es la integración de la propia protección en el proceso constructivo del edificio en sí.
– Sistema de gestión de la seguridad contra incendios. Control de la eficacia de los medios de protección, desarrollo de planes de emergencia, mantenimiento de las instalaciones, etc.
Una correcta protección contra incendios de cualquier edificio público comienza necesariamente en la etapa de construcción del inmueble. En ese proceso se deben cumplir con las primeras normativas. Sin embargo, una útil protección contra incendios no puede limitarse a la aplicación de la normativa exigible, si no que requiere de más esfuerzos.
En España tenemos un reglamento nacional, que se debe cumplir en todo el territorio español. Una reglamentación autonómica, por la cual algunas Comunidades Autónomas han desarrollado una normativa específica para la protección contra incendios en determinados sectores. Y una reglamentación local, propia de municipios que han elaborado sistemas de protección contra incendios más delimitados.
La protección pasiva
El primer paso hacia la protección pasiva se inicia en la sectorización del edificio. ¿Qué quiere decir esto? Significa que se podrá confinar el fuego en una habitación, sala o planta, de manera que no pueda propagarse por el resto del inmueble o a otros colindantes. Para llevar a cabo dicha sectorización hay que valorar la protección de la estructura y los elementos que se han empleado para la construcción de la misma. El sellado de los huecos y los pasos de las instalaciones. La instalación de puertas resistentes al fuego y la de compuertas cortafuegos.
Con estas medidas se conseguirá dotar a los bomberos de una mejor visibilidad durante el incendio; la extracción de humo y/o gases tóxicos; el control del incendio para su extinción y se impedirá la acumulación de gases combustibles no quemados que puedan generar peligrosas explosiones.
Protección activa
La protección activa juega un papel fundamental en el control y la protección contra incendios. No obstante, es necesario que la protección pasiva funcione correctamente para que la activa alcance su objetivo.
La protección activa se conforma por varios aspectos y/o elementos: Central de detección de incendios, que trasmita las señales de alarma. Sistemas de detección, como pueden ser detectores de humo o llamas. Extintores manuales, como son las bocas de incendio equipadas, las columnas secas o los extintores en polvo. Y los sistemas de extinción automatizados, como el polvo, algunos gases y el agua nebulizada.
Cada elemento tiene un objetivo diferente que cumplir y su utilización dependerá de la fase en la que se encuentre el incendio. En Control Ignífugo somos conscientes de lo importante que es la normativa de seguridad contra incendios en edificios públicos. Por ese motivo, acercamos soluciones eficaces para evitar y/o combatir la propagación del fuego.